Publicado por El Imparcial, 11 de octubre de 2010.
David Ortega insiste en una idea sobre la que pivota su discurso: «UPyD es una necesidad para la política española». Aspira a ser el candidato de UPyD a la Alcaldía de Madrid. Antes, deberá vencer en las primarias a tres compañeros el 23 de octubre. Habla de una «tercera España, la que no se encuentra a gusto con un pensamiento que se reduce a la izquierda o a la derecha». La que han elegido, entre otros, el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Habla también de Rosa Díez, «una persona con carácter, dialogante y que trabaja en equipo» y a la que asesora en cuestiones jurídicas. Ortega es un reconocido experto en Derecho Constitucional. Y, cómo no, habla de su ciudad: «El principal problema de Madrid es económico y financiero. Hay que frenar el despilfarro, racionalizar el gasto y priorizar. Mirar a las personas y no al ladrillo», explica a EL IMPARCIAL en una terraza madrileña.
¿En UPyD también hay candidatos apadrinados por el líder?
Cualquier afiliado se puede presentar, por eso hay un número importante de candidatos. El proceso es abierto, todos estamos en igualdad de condiciones y partimos con las mismas posibilidades.
Primarias sin necesidad de avales y con derecho a voto de todos los afiliados. ¿Es un toque de atención al resto de partidos?
Uno de los pilares de UPyD es la regeneración democrática y tenemos que predicar con el ejemplo.
¿Cuál es su relación con Rosa Díez?
Soy colaborador, asesor. Todos los lunes, nos reunimos los que nos denominamos el grupo parlamentario y asesoramos a Rosa en su labor en el Congreso de los Diputados de esa semana. Básicamente, mi especialidad es el Derecho Constitucional y todo lo relacionado con sistemas electorales, Tribunal Constitucional, Consejo General del poder Judicial, estatutos de autonomía…
¿Cuál es su relación con el resto de candidatos y en qué difieren sus discursos?
La relación es buena, somos compañeros y vamos todos en el mismo barco y en la misma dirección. Al final, el candidato lo que aporta es su estilo personal porque el proyecto unitario es UPyD, no hay un programa del candidato David Ortega o de otro candidato. La clave es el plus de cada uno, su carisma personal, su formación personal, lo que ha hecho en su vida, su madurez, su prudencia y su experiencia.
¿Qué plus aporta usted?
He sido juez sustituto, he estado trabajando en el Poder Judicial, Vicerrector de la Universidad Rey Juan Carlos durante siete años, donde he tenido una experiencia de gestión importante, he estado en Oxford, en Georgetown… Por otro lado, me gustan mucho las personas, estar en la calle, hablar con la gente. Aporto cercanía y responsabilidad.
¿Manejan algún tipo de sondeo interno o todo serán interrogantes hasta el 23 de octubre?
Todo será un enigma hasta ese día.
¿Parte con un 25 por ciento de posibilidades de victoria?
No. Lógicamente, cuando uno se presenta a algo es para ganar y creo que tengo muchas posibilidades.
Forma parte de UPyD desde incluso antes de su nacimiento y es ahora cuando da el salto.
Ha llegado el momento. Las personas que estamos en el partido tenemos que dar pasos para seguir tirando del carro de UPyD. Hemos trabajado en silencio, cada uno en lo que sabe hacer. Ahora es el momento de dar más la cara, de asumir más responsabilidades. Algunos compañeros me han animado a hacerlo, creen que voy a hacerlo bien y lo asumo con compromiso y con muchas ganas.
A tenor de las encuestas, UPyD va a arañar escaños en Comunidad y Ayuntamiento. ¿Cuáles son los planes?
Queremos tener una presencia importante para poder influir, sería lo ideal para nosotros. Se puede dar la coyuntura política de que nuestros diputados autonómicos o concejales decidan en uno u otro sentido el gobierno de la comunidad o del Ayuntamiento.
¿De qué depende ese apoyo?
Valoraremos programas y propuestas. Hemos demostrado que somos un partido transversal, no miramos a quién votamos sino qué votamos y cuáles son los contenidos. Valoraremos qué gobierno será el mejor para los madrileños. Como todo el mundo sabe, el Ayuntamiento de Madrid tiene problemas de gestión muy graves y hay que trabajar mucho. Aparte, queremos aplicar nuestras políticas de ámbito nacional también en el ámbito autonómico y en el municipal.
¿Qué necesita Madrid?
La gestión de Gallardón en los cuatro últimos años y en los anteriores cuatro ha generado unos gastos desproporcionados, poco justificados y poco programados. Ha habido una falta importante de previsión a largo plazo. Hay un caso sangrante que es el traslado de la sede al Palacio de Correos, que nos cuesta 124 millones de euros. ¿Es necesario? Lo están pagando todos los ciudadanos de Madrid. Hay servicios más importantes, como la ayuda a los mayores o más guarderías.
¿Es posible ahorrar en un Estado autonómico como el actual?
Presentamos un estudio donde explicábamos que si el régimen de comunidades autónomas siguiera a las tres más eficientes, podríamos llegar a ahorrar cerca de 26.000 millones de euros. Hace unos días hicimos lo mismo con los municipios. Hemos estudiado los 40 principales de España y hemos concluido que, siguiendo a los más eficientes, Gijón, Vigo y Hospitalet, podríamos ahorrar alrededor de 6.000 millones de euros. El Ayuntamiento de Madrid tiene un protagonismo negativo muy acentuado. El 38 por ciento del sobrecoste de los ayuntamientos se lo lleva sólo el de Madrid. Teniendo el doble de población que Barcelona, tiene un sobrecoste seis veces mayor que Barcelona.
¿Ha echado de menos estos últimos años una oposición en la capital?
El PP de Madrid ha trabajado con las manos libres con mayoría absoluta y el PSOE, tradicionalmente, ha tenido muchos problemas aquí y eso los madrileños lo sabemos. No olvidemos que el acceso de Esperanza Aguirre a la Comunidad fue por disputas internas, era la sesión de investidura de Rafael Simancas. Como oposición, el PSOE no está siendo muy eficaz. Debería haber sido más seria en el control y más eficaz en la denuncia, aunque frente a una mayoría absoluta es difícil.
¿Debe hacerse una lectura nacional de lo que ocurra en las autonómicas?
Habrá que analizarlo con los resultados en la mano. Lo que está claro es que, desde diciembre de 2009, la clase política no es un cauce de solución sino el tercer problema de los españoles. Es evidente que el ciudadano está muy desilusionado y que la clase política, al 80 por ciento, es PSOE y PP. En UPyD hay muchas expectativas, la gente está cansada del discurso de izquierda y derecha. La gente también está cansada del deterioro de las instituciones, cómo están entrando a saco en el Constitucional, cómo intentan imponer sus criterios o cómo se falta el respeto a los jueces. Hay que trabajar mucho por la justicia en este país. Otra de las grandes banderas de UPyD es racionalizar el estado autonómico, la distribución de competencias. No se puede tirar el dinero con duplicidades e ineficacia. No nos sobra el dinero. Hay que repensar el Estado autonómico para tener un mejor resultado en los servicios que tenemos. Otra cosa más: ¿tenemos una buena educación en España? El futuro de un país está en la educación y nuestras futuras generaciones se pueden estar quedando atrás. No es serio que cada partido imponga su política educativa. Hay que aparcar las cuestiones ideológicas y buscar resultados prácticos.
UPyD logró situarse en la Cámara vasca, ¿esperan asentarse también en la catalana?
Las elecciones del 28 de noviembre son un reto. UPyD huye de los nacionalismos y busca un discurso más empírico, más racional que de identidades. Los nacionalismos, en cualquiera de sus grados, autonómicos o de nivel general, no los compartimos. UPyD defiende el interés general, la idea del Estado y qué partido político representa el interés de 46 millones de españoles. En el País Vasco, Gorka Maneiro no ha defendido el Cupo y en principio se puede pensar que perjudica al pueblo vasco. Sin embargo, hay personas que han entendido que no puede haber privilegios. Así es la democracia. En Cataluña, vamos a emplear el mismo discurso. Muchas veces, se confunde la clase política catalana con los ciudadanos y no es lo mismo. Realmente, el Estatuto de Cataluña fue votado por uno de cada tres catalanes, pero los políticos han hecho bandera de él. ¿Y cómo están los servicios sociales en Cataluña, la educación, la sanidad, la ayuda a los mayores, las infraestructuras, cómo ha crecido el funcionariado en la Generalitat, cómo han primado los criterios irracionales del nacionalismo, cómo han menguado los derechos lingüísticos? Tenemos que trabajar en en esa línea y creo que podemos obtener buenos resultados, aunque no es un terreno fácil. Cataluña es muy importante, no se puede entender España sin ella.
Insisten mucho en la reforma de la ley electoral.
Lo hacemos por una cuestión de justicia, de igualdad y de defensa de la democracia. No lo dice sólo UPyD sino también un informe del Consejo de Estado. Tenemos que dar esta batalla, lo más sagrado de la democracia es el voto. Además, a UPyD este mecanismo le perjudica de forma importante y los partidos nacionales son los únicos que pueden modificarla.
¿Esperaban estar en esta situación hace tres años?
¿La verdad? Para nada. Hemos superado nuestras propias expectativas, estamos creciendo muy rápido, hemos generado muchísima ilusión. Condicionamos los discursos de PP y PSOE, por ejemplo, con la autoridad del profesor en las aulas, una idea que movió UPyD y que el PP de Madrid se ha apropiado. Sólo hay que ir al diario de sesiones del Congreso y ver quién lo propuso. A veces, los grandes partidos tratan de manipular nuestro discurso. UPyD votó ‘no’ a la ley del aborto y muchos se han encargado de decir que no fue así.
Su partido no sólo ha reunido la confianza de muchos votantes sino también la de intelectuales de toda procedencia. Sin ir más lejos, la del premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
Es un verdadero lujo. UPyD ha cogido caminos muy buenos. Representamos la transversalidad, la tercera España, la que no se encuentra a gusto con un pensamiento que se reduce a la izquierda o a la derecha como movimientos rígidos, estáticos. Gente que quiere un discurso más abierto, más discusión. Son personas que defienden la esencia del pensamiento liberal.
Cuando habla Rosa Díez, ¿lo hace en nombre de todos y recoge todas las sensibilidades?
Desde luego.
Críticos con UPyD señalan que el poder de Díez es excesivo.
Es claro que Rosa es el principal valor político de UPyD, pero no el único. Poco a poco, UPyD va creciendo, es un movimiento social que se ha hecho partido. Díez es una persona muy veterana en la política y muy brillante. Está haciendo una labor dificilísima en el Congreso de los Diputados ella sola: maneja discursos económicos, educativos, internacionales, jurídicos, financieros o autonómicos. No es nada sencillo. Lo hace porque hay muchas personas que la asesoran y ella se deja asesorar. Rosa escucha mucho. Es una persona con mucho carácter y eso es bueno. Ante todo, es dialogante y trabaja en equipo.
Usted critica con dureza en alguno de sus artículos la figura del ‘político profesional’
La política española tiene que evolucionar. No se puede estar en un partido 40 años, son una rémora. Max Weber vio muy claro que hay quien vive para la política y quien vive de la política, y en España hay muchos que viven de la poltica. Hay que llegar a ella para dar. Acaban siendo agencias de colocación, con gente que no ha hecho más fuera del partido. Llevo 21 años trabajando, como muchos millones de españoles. A la política hay que llegar a ofrecer lo que has aprendido en la vida. Yo aporto a mi partido en materia jurídica y educativa. Un político profesional queda retratado en su gestión, los problemas le quedan grandes.
¿Han surgido aspirantes a ‘político profesional’ en UPyD?
Estamos dejando claro que quien venga a intentar solucionarse la vida no tiene nada que hacer y a veces nos ha costado algún problema interno. Nuestra obsesión es coger a gente preparada. En este partido hay mucha vocación, es un movimiento muy fuerte y hay muy pocas personas a sueldo. No se busca un puesto o beneficio sino arrimar el hombro y hay gente de muchas edades y profesionales brillantes.
¿Qué será lo primero que promueva si se sienta en el Ayuntamiento de Madrid?
El principal problema de Madrid es económico y financiero. Hay que frenar el despilfarro, racionalizar el gasto y priorizar. Desde luego, no creo que la peor calle de Madrid fuera la calle Serrano, estoy convencido de que hay calles que necesitan obras más que Serrano. Hay que trabajar más en las necesidades y menos en edificios y obras faraónicas. Mirar a las personas y no al ladrillo.
Agradecimiento: Nabuco Bar, Pintor Rosales, 12.